"Maestro, en tu libro de lucha he aprendido, que no traicionar es un mandamiento". Son frases del maestro y líder social Horacio Zeballos Gámez y, no hay mejores palabras que éstas, para sintetizar el accionar pedagógico, social y de lucha del maestro peruano.
El maestro no solamente debe ser el sabio, el pedagogo, el transmisor de conocimientos, hábitos y actitudes o el formador de valores éticos y estéticos de sus alumnos, a fin de que puedan desarrollar sus cualidades de manera libre y original, sino que su accionar debe también estar más allá de la escuela, tiene que ser el elemento esencial de la construcción de una nueva sociedad, libre justa y solidaria; no puede ni debe traicionar esta noble misión, tiene que convertirse en un auténtico líder social, dejar el trabajo simplista y rutinario por uno creativo, eficiente y consecuente, lleno de principios tranformadores y humanos; un maestro, como nadie, debe vivir la libertad y propugnar la libertad. Libertad de sí mismo, de sus alumnos y de la comunidad. Se comete un acto de injusticia y de insulto a la dignidad humana si se cree que el maestro sólo debe trabajar, obedecer y callar. Por lo tanto la celebración del Día del Maetro, en estos momentos de grave crisis económica, social y moral, debe tener esta connotación, no puede ser de otra manera, ya no es tiempo de ceder.
Esta importante celebración se remonta a inicios de la república, cuando el general don José de San Martín funda la primera Escuela Normal de Varones, el 6 de julio de 1822. Y en mérito a los servicios prestados por los docentes de esta institución superior de estudios, en en 1053, el gobierno de Manuel A. Odría declara al 6 de julio como el Día del Maestro"
Hay pensamiento esencial para los verdaderos educadores. Primero ser ejemplo, segundo enseñar con nuestros hechos.
"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos." Elena G. White
El maestro no solamente debe ser el sabio, el pedagogo, el transmisor de conocimientos, hábitos y actitudes o el formador de valores éticos y estéticos de sus alumnos, a fin de que puedan desarrollar sus cualidades de manera libre y original, sino que su accionar debe también estar más allá de la escuela, tiene que ser el elemento esencial de la construcción de una nueva sociedad, libre justa y solidaria; no puede ni debe traicionar esta noble misión, tiene que convertirse en un auténtico líder social, dejar el trabajo simplista y rutinario por uno creativo, eficiente y consecuente, lleno de principios tranformadores y humanos; un maestro, como nadie, debe vivir la libertad y propugnar la libertad. Libertad de sí mismo, de sus alumnos y de la comunidad. Se comete un acto de injusticia y de insulto a la dignidad humana si se cree que el maestro sólo debe trabajar, obedecer y callar. Por lo tanto la celebración del Día del Maetro, en estos momentos de grave crisis económica, social y moral, debe tener esta connotación, no puede ser de otra manera, ya no es tiempo de ceder.
Esta importante celebración se remonta a inicios de la república, cuando el general don José de San Martín funda la primera Escuela Normal de Varones, el 6 de julio de 1822. Y en mérito a los servicios prestados por los docentes de esta institución superior de estudios, en en 1053, el gobierno de Manuel A. Odría declara al 6 de julio como el Día del Maestro"
Hay pensamiento esencial para los verdaderos educadores. Primero ser ejemplo, segundo enseñar con nuestros hechos.
"La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos." Elena G. White
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